Como usted me lo pregunta,
yo he nacido en una tierra,
en donde somos amigos
de volcanes y de estrellas.
Del mar del surco y la arena,
de las verdes plataneras,
de redes y de aparejos,
y de tradiciones viejas.
Y cuando llega el verano,
puede ver en los pueblitos,
como la gente se lanza
tras santos muy pequeñitos.
Y enronquecen sus gargantas,
siguiendo las romerías,
con gofio, papas y vino,
con lamentos de folías. Mi pueblo son siete islas
que en el Atlántico nadan
y sus gentes han nacido,
entre el salitre y la lava.
Mi pueblo son siete islas,
llenas de playa y montaña,
de paisajes misteriosos,
de noches y de guitarra. |
En los lugares costeros,
bajo de una luna llena,
pescadores se intercambian,
unos risas, otros penas.
Luego llegará el “chinchorro”,
que es el diario sustento,
pues el mar, es quien reparte
la sonrisa o el lamento.
Tierra de gente devota
de vírgenes morenitas,
de un Cristo al que ponen velas,
los viernes de tardecita.
Tierra de gente emigrante
que regresan al oido,
de una isa marinera
o del timple y su sonido.
Mi pueblo son siete islas
que en el Atlántico nadan
y sus gentes han nacido,
entre el salitre y la lava.
Mi pueblo son siete islas,
llenas de playa y montaña,
de paisajes misteriosos,
de noches y de guitarra. |